La vid verdadera redime la viña del Señor de los ejércitos
“La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel” (Is. 5: 7), la cual Él plantó “en un collado muy fértil” (Is. 5: 1). Hizo todo por su viña, no solo la limpió de piedras y la plantó con "viñas escogidas", sino también construyó la "torre de vigilancia" de sus profetas y cavó la "tina de vino" de su sacerdocio en medio de ella (Is. 5 : 2).
Pero cuando “esperaba que
diera uvas”, solo había “uvas silvestres” de derramamiento de sangre e injusticia
(Is. 5: 2, 7). El Señor Jesús también describió la infidelidad de aquellos que
fueron llamados a cuidar de Su viña (Mat. 21: 33–35).
Pero en esto también describe Su cruz y Pasión
(Mat. 21: 38-39), por las cuales Él ha redimido la viña para Sí mismo. Él es la
Vid verdadera, plantada por la muerte en la tierra, y en Su resurrección
produce “los frutos a su tiempo” (Mat. 21:41).
Entre esas buenas uvas de la
Vid verdadera está el apóstol Pablo. Una vez que fue un celoso perseguidor de
la Iglesia, "sufrió la pérdida de todas las cosas" para "ganar a
Cristo y ser hallado en él", para "conocerle y conocer el poder de su
resurrección" (Fil. 3: 8-10).
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