25 de febrero de 2024.
Lecturas: Génesis 17:1–7, 15–16- Romanos 5:1–11. Marcos 8:27–38
Por la Cruz de Nuestro Señor Jesús, heredamos la vida eterna con Dios
En Su pacto con Abraham, el Señor prometió estar con él, bendecirlo y hacerlo “padre de multitud de naciones”. Es “un pacto eterno” en Cristo Jesús, la descendencia de Abraham que es irreprensible ante Dios Todopoderoso. Todos los que creen en este Señor Jesús son linaje de Abraham y son benditos “por sus generaciones” (Gén. 17:1-7), porque el Cristo ha padecido muchas cosas. Fue rechazado y asesinado, y después de tres días resucitó (Marcos 8:31).
Para comprender esta teología de la cruz, debemos poner nuestra mente “en las cosas de Dios” y no “en las cosas del hombre” (Marcos 8:33). “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Por lo tanto, habiendo sido “reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo”, mucho más “seremos salvos por su vida” (Rom. 5:10). Bautizados en Su cruz y resurrección, “tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”, y por la fe nos regocijamos en la esperanza de Su gloria (Rom. 5:1-2).
https://www.lcms.org/worship/lectionary-summaries