SEGUNDO
DOMINGO DE CUARESMA
28
de febrero de 2021
Lecturas:
Génesis 17: 1–7, 15–16. Romanos 5: 1–11.
Marcos 8: 27–38
POR LA CRUZ DE NUESTRO SEÑOR JESÚS, HEREDAMOS
LA VIDA ETERNA CON DIOS
En Su pacto con Abraham, el Señor prometió
estar con él, bendecirlo y convertirlo en "padre de multitud de
naciones". Es “un pacto eterno” en Cristo Jesús, la simiente de Abraham,
quien es irreprensible ante el Dios Todopoderoso.
Todos los que creen en este Señor Jesús son
linaje de Abraham y son bendecidos “por sus generaciones” (Gén. 17: 1-7),
porque el Cristo ha padecido muchas cosas. Fue rechazado y asesinado, y después
de tres días resucitó (Marcos 8:31). Para comprender esta teología de la cruz,
debemos poner nuestra mente “en las cosas de Dios” y no “en las cosas de los
hombres” (Marcos 8:33).
“Dios muestra su amor por nosotros en que
cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5: 8). Por lo
tanto, habiendo sido “reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo”, mucho
más “seremos salvos por su vida” (Rom. 5:10). Bautizados en Su cruz y
resurrección, “tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo”, y por la fe nos regocijamos en la esperanza de Su gloria (Rom. 5:
1–2).
https://www.lcms.org/worship/lectionary-summaries