23 de febrero de 2025
Lecturas: Génesis 45:3-15. 1 Corintios 15:21-26, 30-42. Lucas 6:27-38
Así como el Hijo de Dios es misericordioso y perdona vuestros pecados, sean también ustedes misericordiosos y perdonen.
Su herencia como hijos de Adán es el pecado y la muerte, pero en Cristo han sido vivificados por su resurrección de entre los muertos (1 Corintios 15:21-22). Así como han muerto con Él en el Santo Bautismo, así también son resucitados con Él a una nueva vida. Por tanto, “no sigan pecando” (1 Corintios 15:34).
En lugar de servir a sus deseos y dañar a su prójimo, vivan como “hijos del Altísimo” y “sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso” (Lucas 6:35-36). Trata a los demás como quisieras que los demás te trataran a ti (Lucas 6:31, 37-38). Así como Cristo te amó cuando estabas en enemistad con Él, así como bendijo y oró por quienes lo maltrataron, y así como hizo el bien a quienes lo odiaron y lo lastimaron, así también “amen a sus enemigos, hagan el bien” (Lucas 6:27-29, 35).
Porque Dios envió a Su Hijo a llevar la cruz y sufrir la muerte, no para condenar a los culpables, sino “para preservar la vida”. Así también Él provee un lugar para ti dentro de Su Iglesia, donde Él está cerca y trata con bondad “a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos” (Génesis 45:5-10).


