17 de agosto de 2025
Lecturas: Jeremías 23:16-29. Hebreos 11:17-31 (32-40); 12:1-3. Lucas 12:49-53 (54-56)
El sufrimiento y la muerte de Cristo causan división
El Señor Jesús causa temor, temblor y división porque su Palabra es “como fuego… y como martillo que quebranta la roca” (Jer. 23:29). Su Ley nos da muerte a todos, mientras que solo su Evangelio puede darnos vida. Él cumplió esa Palabra por nosotros mediante su cruz y su resurrección.
Él se somete a un bautismo tan doloroso, consumado por su muerte, para abrirnos el camino, mediante nuestro santo bautismo, hacia su cruz y resurrección. Así pues, si somos capaces de interpretar la apariencia de la tierra y del cielo (Lucas 12:56), marquemos esta señal de su cruz: reconociendo que este mundo está sujeto a la muerte, pero sabiendo que Cristo Jesús también la venció y obtuvo la vida eterna para nosotros.
Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante (Hebreos 12:1-2).

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