24 de noviembre de 2024
Lecturas: Isaías 51:4-6 o Daniel 7:9-10, 13-14. Judas 20-25 o Apocalipsis 1:4b-8. Marcos 13:24-37 o Juan 18:33-37
En el arrepentimiento estamos alertas a la venida de Cristo.
Las señales del fin están a nuestro alrededor, recordatorios constantes de que “el cielo y la tierra pasarán”. Pero todas estas señales se centran en la cruz de Cristo, por la cual Él ha vencido al pecado y a la muerte, para que podamos ser resucitados con Él en justicia a través de Su Palabra del Evangelio, que “no pasará” (Marcos 13:31).
Él es “el primogénito de los muertos”, quien en Su gran amor “nos ha librado de nuestros pecados por Su sangre” (Apocalipsis 1:5). Su salvación es segura porque “su dominio es eterno” y su reino “no será destruido” (Dn 7,14). Para este propósito vino al mundo, para reinar en amor por medio de su voz del Evangelio, que es la verdad (Jn 18,37).
Así también la justicia de Cristo es “luz de los pueblos”, que “no desmayará jamás” porque es la justicia de su cruz y resurrección (Is 51,4-6). Así como Él “es poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha delante de su gloria”, así también esperad “la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” (Jud 20-24).

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