8 de diciembre de 2024.
Lecturas: Malaquías 3:1–7b. Filipenses 1:2–11. Lucas 3:1–14 (15–20)
La predicación del arrepentimiento nos prepara para la venida del Señor.
La predicación y el bautismo “del arrepentimiento para perdón de los pecados” (Lucas 3:3) nos preparan para la venida del Señor, Jesucristo. La obra histórica de Juan el Bautista se completó con la primera venida de nuestro Señor Jesús en la carne, pero el ministerio del precursor continúa en la predicación de la Ley y el Evangelio y en el Santo Bautismo. A través de sus mensajeros, el Señor llama a personas de todas las naciones a “ver la salvación de Dios” (Lucas 3:6).
Nuestra altivez es eliminada y nuestras montañas de orgullo son abatidas, pero el Señor nos humilla para exaltarnos en su misericordia. Así como el Señor ha comenzado esta buena obra de arrepentimiento en nosotros, también la perfecciona por medio de su Palabra y del Espíritu Santo, y “la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6).
Él nos purifica para que seamos su pueblo sacerdotal, preciosos a sus ojos y abundantes en fe y amor, de modo que ofrezcamos nuestras vidas en justicia al Señor (Mal. 3:3–4).

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