15 de diciembre de 2024.
Lecturas: Sofonías 3:14-20. Filipenses 4:4-7. Lucas 7:18-28 (29-35)
La venida de Jesús nos permite regocijarnos.
El tercer domingo de Adviento se denomina tradicionalmente con la palabra latina Gaudete, que significa “¡Alégrense!”. Porque así como están llamados al arrepentimiento, también están llamados a regocijarse en la venida del Señor, Jesucristo. Por su propia cruz, Él ha logrado la salvación para ustedes; “ha eliminado a sus enemigos”, “ha quitado los juicios contra ustedes” y viene a reinar en medio de ustedes. De hecho, ¡Él se regocija por ustedes con alegría y cánticos (Sof. 3:15-17)!
Por eso, incluso desde la prisión, san Pablo nos anima a “regocijarnos en el Señor siempre”, sabiendo que la paz de Dios nos guardará y nos guardará en Cristo Jesús (Fil. 4:4, 7). Encontramos un ejemplo y un estímulo en el caso de Juan el Bautista. Mientras languidece en la cárcel, invoca a Jesús y es fortalecido por la Palabra del Evangelio que recibe.
La misma buena noticia se predica a ustedes, por la cual todas las cosas son hechas nuevas e incluso “los muertos resucitan” (Lc. 7:22). No se ofendan, por tanto, por la cruz, sino que su vida sea una vida de oración y acción de gracias (Lc. 7:23; Flp. 4:6).

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