sábado, 30 de enero de 2021

REFLEXIÓN DEL CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA

 

31 de enero de 2021

Lecturas: Deuteronomio 18: 15-20. 1º Corintios 8: 1–13. Marcos 1: 21-28

 “Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios encarnado, limpia nuestra conciencia del pecado”

Como prometió, el Señor nuestro Dios ha levantado "un profeta" como Moisés, es decir, Jesús, nuestro hermano en la carne. “A él escucharás”, porque la Palabra del Señor está “en su boca” (Deut. 18: 15-18). 

De hecho, es más que un profeta y más que un escriba de las Escrituras; Él es el Verbo encarnado y habla “una nueva enseñanza con autoridad” (Marcos 1:22, 27). Él entra en “la sinagoga” de Su Iglesia y proporciona el verdadero descanso sabático, usando Su autoridad para silenciar y expulsar “aun los espíritus inmundos” (Marcos 1: 21-27).

Por su Palabra de la cruz, quita las acusaciones de la Ley y del diablo, y limpia nuestras conciencias ante Dios Padre, "de quien son todas las cosas y para quien existimos". Por lo tanto, ahora somos liberados de la esclavitud y somos encomendados a Dios por el único Señor, Jesucristo, "por quien son todas las cosas y por quien existimos" (1 Cor. 8: 6). Por lo tanto, use su libertad para cuidar a sus hermanos y hermanas, sin hacerlos tropezar ni herir su conciencia (1 Cor. 8: 9-12), sino limpiándolos y fortaleciéndolos con el Evangelio.

https://www.lcms.org/worship/lectionary-summaries


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