2 de abril de 2023.
Lecturas: Isaías 50:4–9a. Filipenses 2:5–11. Juan 12:12–19 (Procesión) Mateo 26:1—27:66 o Mateo 27:11–66 o Juan 12:20–43
Ahora es la hora en que el Hijo del hombre es glorificado
“No temas, hija de Sion; he aquí, tu rey viene.” Viene con gentil humildad, "montado sobre un pollino de asna", pero también como el Rey de Israel "en el nombre del Señor" (Juan 12:13, 15). Su gloria real es la obediencia fiel y el servicio abnegado “hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8).
El amor de Dios se manifiesta en la cruz y Pasión de su Hijo por la salvación de los pecadores. Puesto que Él cargó con nuestros pecados y sufrió nuestra muerte, “Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9), y Él nos exalta en Su resurrección. Nuestro Señor no ocultó su rostro “de la vergüenza y de los escupitajos” (Is. 50,6), sino que confió en su Dios y Padre, que lo resucitó de la muerte y del sepulcro y lo exaltó a su diestra.
Este mismo Rey Jesús ahora viene a nosotros con dulce humildad en Su Cena, donde nos alimenta con Su cuerpo y nos limpia y cubre con Su sangre, para que “después de su resurrección” también nos levantemos y entremos en la ciudad santa (Mat. 27:52–53).
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