31 de diciembre de 2023.
Lecturas: Isaías 61:10—62:3. Gálatas 4:4–7. Lucas 2:22–40
Ha llegado plenamente el tiempo de la Redención y Purificación por medio de Jesucristo, Nuestro Señor
“Cuando vino la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo”, nacido de la mujer, “para redimir a los que estaban bajo la ley” (Gálatas 4:4-5). Por lo tanto, “según la ley de Moisés”, María y José “lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor” (Lucas 2:22).
Allí fue recibido y llevado en brazos de Simeón, quien era justo y devoto, “esperando la consolación de Israel” (Lucas 2:25). Simeón alabó a Dios y bendijo a los padres confesando la cruz para la cual este niño fue designado. “En esa misma hora”, la anciana y fiel Ana, que había observado, orado y adorado durante tanto tiempo en el templo, se acercó y “comenzó a dar gracias a Dios y a hablar de él a todos los que esperaban la redención de Jerusalén” (Lucas 2:38).
El Señor hace “brotar la justicia y la alabanza delante de todas las naciones” (Isaías 61:11). También nos “alegramos mucho en Jehová”, porque este niño nos ha vestido “con vestiduras de salvación”, nos cubrió “con manto de justicia” y nos llamó “con un nombre nuevo” (Is. 61:10; 62). :2).
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