11 de febrero de 2024.
Lecturas: 2 Reyes 2:1–12 o Éxodo 34:29–35.2 Corintios 3:12–13 (14–18); 4:1–6. Marcos 9:2–9
El rostro de Jesucristo manifiesta la luz del conocimiento de la Gloria de Dios
Fue “algo difícil” lo que Eliseo pidió, pero gracias a su persistencia pudo ver al profeta Elías siendo llevado “por un torbellino al cielo”. Aunque “carros de fuego y caballos de fuego los separaron a los dos”, Eliseo recibió el manto de Elías y una “doble porción” de su espíritu para predicar la Palabra del Señor (2 Reyes 2:9–11).
También fue difícil para Israel ver a Moisés y acercarse a él, cuando “la piel de su rostro resplandecía porque había estado hablando con Dios” (Éxodo 34:29-30). Por lo tanto, después de que “les mandó todo lo que Jehová había hablado con él en el monte Sinaí”, Moisés “se puso un velo sobre su rostro” (Éxodo 34:32-33). Sólo la Palabra del Evangelio levanta el velo, y “sólo por Cristo es quitado” (2 Cor. 3:14).
Así podemos contemplar “la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”, quien es “la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4-6). Porque en Él se cumplen todos la Ley y los profetas. Por lo tanto, “escúchalo” y fija tu mirada en “Jesús sólo” (Marcos 9:7-8).
https://www.lcms.org/worship/lectionary-summaries
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