4 de febrero de 2024.
Lecturas: Isaías 40:21–31. 1 Corintios 9:16–27. Marcos 1:29–39
El Hijo de Dios, Cristo Jesús, nos hace una nueva creación
Sólo el Señor “es el Dios eterno, el Creador de los confines de la tierra” (Is. 40:28). Él “está sentado sobre el círculo de la tierra” y “extiende los cielos como una cortina” (Isaías 40:22). Sin embargo, su poder todopoderoso se demuestra principalmente por su misericordia y compasión. “Él da fuerzas al cansado, y aumenta las fuerzas al que no tiene fuerzas” (Is. 40:29).
El Hijo unigénito del Padre, el Verbo mismo por quien todas las cosas fueron hechas, se hace carne y toma sobre sí toda la pobreza y debilidad de nuestro pecado y muerte, llevándola en su cuerpo hasta la cruz. Al morir allí por nosotros, también nos resucita, una nueva creación, en Su resurrección de entre los muertos.
Así, mediante la predicación de esta Palabra, Él sana “a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades” y expulsa “muchos demonios” (Marcos 1:34, 39). Y su predicación continúa a través de aquellos a quienes ha enviado, a quienes “se les ha confiado la mayordomía” de “predicar el evangelio” (1 Cor. 9:16-17). Así, somos libres por la Palabra de Cristo y ejercitamos nuestra libertad en un servicio amoroso a los demás.
https://www.lcms.org/worship/lectionary-summaries
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