7 de agosto de 2022.
Lecturas: Génesis 15:1–6. Hebreos 11:1–16. Lucas 12:22–34 (35–40)
Seguramente el Señor viene a daros su reino
El Señor mismo fue el escudo y la gran recompensa de Abraham. Porque “la palabra de Jehová vino a él” y sostuvo la fe del patriarca frente a la muerte (Gén. 15:4). Por la gracia divina, Abraham “creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Gén. 15:6), a causa de la Simiente santa, Cristo Jesús.
A ese anciano, el Señor le concedió “una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como los innumerables granos de arena a la orilla del mar” (Heb. 11:12). El Señor es igualmente fiel a ti.
Es Su gozoso deseo “daros el reino” (Lucas 12:32). Por tanto, “no os preocupéis por vuestra vida”, sino “buscad su reino” (Lucas 12:22, 31). Pon tu corazón en ese tesoro. “Manténganse vestidos para la acción y mantengan sus lámparas encendidas… porque el Hijo del Hombre viene” (Lucas 12:35, 40).
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