12 de noviembre de 2023
Lecturas: Amós 5:18–24. 1 Tesalonicenses 4:13–18. Mateo 25:1–13
El Evangelio nos prepara para la venida de nuestro Esposo Celestial
El Día del Señor es “tinieblas y no luz” (Amós 5:18, 20) para todos los que confían en su propia justicia y piedad. El Señor no aceptará sus “holocaustos ni ofrendas de cereal”, ni mirará sus “ofrendas de paz” (Amós 5:22).
En cambio, Él desea un corazón de fe que confíe en Él, que permita que “la justicia corra como agua, y la rectitud como corriente incesante” (Amós 5:24) en amor al prójimo. Para que las “lámparas” de nuestras vidas ardan intensamente con tal amor, debemos estar llenos del “aceite” del perdón mediante la fe en nuestro Esposo, Jesucristo (Mateo 25:1–4).
Por lo tanto, mientras esperamos Su venida, la sabiduría nos dirige “a los negociantes” (Mateo 25:9), es decir, a los ministros de Su Evangelio. Así esperamos en el Señor y “nos animamos unos a otros con estas palabras” (1 Tes. 4:18). Despiertos o dormidos, estamos preparados para encontrarnos con Él cuando venga “con voz de mando, con voz de arcángel y con sonido de trompeta de Dios” y “siempre estaremos con el Señor” (1 Tes. 4:16, 17).
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