20 de febrero de 2022
Lecturas: Génesis 45:3–15. 1 Corintios 15:21–26, 30–42. Lucas 6:27–38
Como el Hijo de Dios es misericordioso y perdona vuestros pecados, sed también vosotros misericordiosos y perdonad
Tu herencia como hijo de Adán es el pecado y la muerte, pero en Cristo eres vivificado por Su resurrección de entre los muertos (1 Corintios 15:21–22). Como habéis muerto con Él en el Santo Bautismo, así habéis resucitado con Él a una vida nueva. Por lo tanto, “no sigas pecando” (1 Cor. 15:34).
En lugar de servir a sus deseos y dañar a sus prójimos, vivan como “hijos del Altísimo” y “sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso” (Lucas 6:35–36). Trate a los demás como le gustaría que los demás lo trataran a usted (Lucas 6:31, 37–38). Así como Cristo te amó cuando estabas enemistado con Él, como bendijo y oró por los que abusaban de Él, y como hizo el bien a los que lo odiaron y lo lastimaron, así también “ama a tus enemigos, haz el bien” (Lucas 6). :27–29, 35).
Porque Dios envió a su Hijo a llevar la cruz y sufrir la muerte, no para condenar a los culpables, sino “para preservar la vida”. De la misma manera, Él te proporciona un lugar dentro de Su Iglesia, donde Él está cerca y trata con bondad “a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos” (Gén. 45:5–10).
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