9 de junio de 2024.
Lecturas: Génesis 3:8–15 2 Corintios 4:13—5:1 Marcos 3:20–35
Jesús ha derrotado al diablo y nos ha liberado del yugo del pecado y la muerte.
El diablo nos engañó, incitándonos a despreciar y desobedecer la Palabra de Dios y llevándonos a escondernos "de la presencia del SEÑOR Dios". Pero el Señor, en Su misericordia, prometió un Salvador, que se enfrentaría al diablo en nuestro nombre (Gén. 3:8–15).
El Hijo del Hombre vino, el Hijo encarnado de Dios, concebido y nacido de la mujer. Él "primero ata al hombre fuerte", Satanás, al expiar los pecados del mundo, eliminando así la condenación de la Ley y el temor a la muerte (Marcos 3:27).
Ahora saquea la casa del diablo llamando a todos los hombres al arrepentimiento. Aunque parezca estar "fuera de sí" (Marcos 3:21), cumple la voluntad de Dios y nos convierte en sus propios hermanos y hermanas. Por lo tanto, "no nos desanimamos", a pesar del sufrimiento, el pecado y la muerte que experimentamos en este mundo caído. "El que resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús". Por Su gracia, somos "renovados día tras día". Porque el Evangelio nos lleva diariamente a Su presencia, no para castigarnos, sino para "un peso eterno de gloria" (2 Corintios 4:14–17).
https://www.lcms.org/worship/lectionary-summaries
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